viernes, 15 de octubre de 2010

Rubén, que grande eres



Gran Premio de Qatar de 2004. Con una moto y un apoyo mediocre, cierto piloto se pasó por la piedra a media parrilla de MotoGP, con los "grandes" incluidos. La fábrica llevaba muy poquito tiempo en el campeonato pero ya había hecho que más de un japonesito tuviera pesadillas por las noches; la moto oficial aún estaba por desarrollar al 100% y pasaba por una de las más bestias que se podían ver en el asfalto y la satélite, con este percal, estaba a años luz de las motos de cabeza.

Dadme igualdad y demostraré que valgo. Uno de esos pilotos que según algunos no valen, que aun esperan tener la oportunidad y que aún siguen soñando con ser campeones del mundo demostró aquel día que cuando reinaba la igualdad podía poner a más de uno en su sitio, aunque su moot fuera muy inferior.

Unos primeros entrenamientos terminando como el más rápido del lugar ya sorprendió a muchos pero la séptima plaza del sábado hizo pensar que solo fue flor de un día. Llegó la carrera y consiguió posicionarse entre los cinco pilotos de cabeza y luchar con Melandri por la cuarta plaza durante varias vueltas. Carlos Checa, que marchaba en tercera posición, abandonó por problemas mecánicos y el podio se puso a tiro.

Ganó Sete Gibernau, por delante de su compañero de equipo Colin Edwards. Y ahí estaba el español celebrándolo con el equipo cuando alguien le tocó en el hombro para llamarle, se dio la vuelta, y la sorpresa fue tan grande como la alegría que le invadió y pudimos ver en forma de un emotivo abrazo.



Qué grande eres Rubén. Espero que el año que viene Ducati se acuerde de ti (y me consta que lo hace) y tenga un detalle que puedas aprovechar para cumplir tu mayor sueño.

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